Hace mucho tiempo en la
antigua Grecia una princesa vivía en su castillo sobre el mar Egeo.
La joven Princesa era alta, de cabellos dorados como
el sol, ojos como dos zafiros y labios carnosos. A la edad de veinte años se le
empezaron a manifestar las primeras arrugas e invocando a la diosa de la
belleza pidió el don de la eterna juventud, Afrodita aceptó pero como nadie
podía ser más bella que ella pacto con la Princesa que con el primer beso de
amor se desharía el hechizo, ella accedió. Tras este hecho todos los jóvenes
apuestos del reino comenzaron a pasar por su lecho excepto uno por ser de
mediana estatura. Años después cuando paseaba por la ciudad se encontró con un
joven, entablando así algo más que una simple amistad, pero quisieron los Hados
que un beso se cruzara en su camino rompiendo el pacto y descubriendo a una
anciana marcada por los años. La Princesa despreciada por el joven corrió
desesperada hasta su cuarto, entre llantos maldijo a los dioses y se lanzó desde la ventana para ser acogida
en brazos de la Muerte.