Observó que en el aparador, entre tantas
fotografías, había una de un joven que le llamó la atención. La cogió y
preguntó:
-¿Quién es?
Él se giró para ver a qué se refería y entonces con su voz gastada por los años le
respondió:
Una historia, un lugar (un lugar no, docenas de
ellos), un peculiar aroma a desodorante, un guía que te sabía aconsejar siempre
para que salieras beneficiado, un bastón férreo, una tarde de domingo viendo
películas, un sueño (real para mí) sin cumplir, una canción que nunca acaba,
confesiones, conversaciones bajo la indiscreta mirada del cielo nocturno, unas
huellas que se cruzaron en mi camino y aún la lluvia no ha sido capaz de
borrarlas.
¿Su nombre? Eso no importa, sólo las cosas que viví.
¿Su nombre? Eso no importa, sólo las cosas que viví.