jueves, 7 de marzo de 2013

Llantos por un error


Sentado en el sofá oigo el murmullo de la lluvia golpeando los vidrios de las ventanas. Me levanto y me acercó a la puerta del jardín. Mi rostro se refleja en los cristales y veo unos ojos cansados de llorar por un error. Abro la puerta y salgo a la intemperie dejando que la lluvia resbale por mi cara mezclándose con las lágrimas. Miro al cielo y las nubes tapan la luna para que no vea mi alma marchita. Bajo la vista al suelo, tomo aire y al levantarla grito una palabra tan fuerte para que el viento se la lleve hasta donde estés: Perdóname. 

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