Llega
a casa por la noche cansado de trabajar. Es viernes, por delante un finde sin
planes. Deja las llaves en la entrada, tira el maletín a una esquina (ya lo
recogerá al día siguiente) y va ala cuarto a ponerse su mejor traje para
celebrar una noche especial, el pijama.
No se extrañaba de nada, tarde o temprano lo echarían del trabajo (“como si
fuera la primera vez” piensa) porque no resultaba productivo para la empresa. Estaba
acostumbrado a que le dieran la misma excusa desde hace unos años (“no les
necesito, ya habrá alguien que sepa valorar mi trabajo”).
martes, 20 de enero de 2015
miércoles, 7 de enero de 2015
viernes, 2 de enero de 2015
2 de Enero
Heme
aquí de nuevo, caminando hacia atrás en la línea del tiempo. Ya sé que es una
tontería, que lo que en el pasado se quedó no volverá a nosotros, que tomamos
caminos separados y quién sabe si algún día se cruzaran, que nuestro tiempo
acabó y enterramos nuestras risas bajo las sábanas. Pero no puedo cerrar el
libro donde escribimos nuestra historia y guardarlo para que sus páginas se vuelvan
como las hojas en otoño y se cubran de polvo mientras se sumergen en el olvido.
En vez de eso lo cogeré desde el momento en que dijimos adiós y volveré a aquel
2 de enero del 20[?] para revivir desde el principio la historia que habla de ti
y de mí.
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