martes, 29 de julio de 2014

Capítulo 24: El apocalipsis del Barrio, Parte III

-Necesitamos más refuerzos señor, la artillería que tenemos no es suficiente para acabar con esas bestias.
Teren no sabía cómo actuar, recibía malas noticias a cada dos por tres y a cada ataque que lanzaba no parecía afectarles a los monstruos.
-Ya lo sé, pero no hay nadie más que nos ayude estamos solos. A menos que sí haya alguien que pueda sernos de utilidad, debo hacer una visita a mi padre.
Pensó en él pues conocía la experiencia que poseía con los ritos satánicos y posiblemente fuera una manera de acabar con todo y a pesar de que la idea de recurrir a ello no le agradaba era la única opción.


Siñore contemplaba todo desde su balcón y gritaba como un desquiciado a su criatura para que destruyera todo y acabase con Vlodka. La lucha era sanguinaria, los afilados dientes de Fishi se clavaban el piel de la gallina y la desgarraban pero la gallina no se dejaba hacer aquello y contraatacaba impulsando el vuelo para lanzarse en picado y clavarle el pico para alcanzar las vértebras y tirar de ellas como si comiera una lombriz.













Teren llegó a casa de su padre. Lo halló sentado en el cuarto secreto donde realizaba los ritos. Le contó lo que estaba sucediendo y que necesitaba su ayuda.













-Hijo mio lo que tu hacer debes es buscar un amplio lugar para un portal poder crear pero antes de que la Luna a su cenit llegue y la forma de atraerlos averiguar tendrás. Pero un sacrificio requiere, yo el rito practicaré pero a cambio mi vida daré. Ahora ir debes.
Teren se negaba a que su padre se sacrificara por ello pero si no había otra solución tendría que aceptarlo.
Se subió al coche y mientras iba conduciendo pensaba en cómo atrapar a los monstruos. El terreno lo tenía pero la forma de capturarlo era complicada.
Era bien sabido que a las gallinas les gustaba el pienso y a los tiburones el olor a sangre aunque dudaba si a los tiburones híbrido sí, de todas formas tenía que intentarlo pues la Luna ya estaba en el cielo.
Exhortó a toda su cuadrilla a dibujar un enorme círculo en el suelo mientras que por el aire iban soltando pienso y perfumaban el terreno con sangre.
Los monstruos se acercaban y el círculo empezaba a iluminarse señal de que su padre estaba haciendo el rito. El suelo temblaba y se aproximaban cada vez más.
Ya estaban dentro del círculo el cual brillaba con mayor intensidad.


Se creó una especie de cúpula sobre el círculo y los monstruos que permanecieron dentro desaparecieron estallando en miles de átomos.
Por fin la pesadilla había terminado ahora tenían por delante la ardua tarea de reconstruir el barrio tras los destrozos que había ocasionado la lucha.
Los crímenes se pagan y Teren fue a casa de Siñore a arrestarlo y exiliarlo bajo pena de muerte.
Higar y Tortelini volvieron a encontrarse y ambos acordaron empezar una vida juntos lejos de aquel lugar donde nada les recordara los malos actos que habían tenido lugar.



THE END

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