Pasan los días y tras la “muerte” de Cruella las
remordimientos persiguen a Barna.
La culpa es tal que llega hasta el extremo de los celos. Elba recibe la visita de un amigo suyo pero no debió invitarle porque allí estaba su marido con sus locuras
y recurre a limites insospechados adentrandose en el campo de
lo desconocido para acabar con cualquiera, es por ello que realiza actos como
el secuestro y posteriormente los ritos satánicos.